El día en que nació
trajo un sonido
mezcla de campanillas y
violines;
y en su temprana risa
resonaba
un angélico son de
cascabeles.
Queda la tarde muda
cuando canta en arpegios
azulados;
y el soul se ha
levantado,
llamado a renovar su
melodía.
Suena, cercano,
el mar.
Cuando abre su boca
un torrente de sueños
se derrama;
salen de su garganta
poderosa
sonidos del principio
de los tiempos.
Ha de callar a veces:
van a dormir silencios
y bemoles;
y en la huella tendida
por sus dedos
se ha formado de noche
un blues profundo.
Se siente poseída por
los versos
donde canta su pena y
sus temores;
no comprende el viaje
al que la lleva su
veloz destino.
Una copa de vino la
transporta
por paisajes de ocultas
emociones,
y un día ya no puede
bajar del barco donde
pierde el rumbo.
Podría ser tan fácil
dejar atrás las aguas
del pantano
y viajar por un mar de pentagramas…
Oh, la voz que nos
lleva
adonde no hay temores
ni miserias,
esa música mágica
que vuelve la memoria
adonde habita
esa niña en la arena de
la playa;
esos días de sol en el
tiovivo;
y las tardes de alegres
cumpleaños.
Las canciones escritas
con el alma
y la tinta manchándole
los dedos;
la guitarra en la cama
esperando caricias y
canciones.
Su nombre pronunciado
por todos los que ayer
la conocieron
y que hoy la veneran y
la añoran…
* * *
Ayer murióse un ángel
confundido;
y han quedado cantando
entre las nubes
esas notas finales de
su blues.
---oooOOOooo---
A la memoria de Amy
Winehouse.
19-11-2011