Con la misma quietud
desbordadora
regalo de algún día ya
lejano;
con la misma mirada
soñadora,
empapada en azules de
verano.
Con el alma ligera y
victoriosa,
guardando la llamada ya
segura;
que nadie más oyó, pues
silenciosa,
su mensaje fundió con tu
ternura.
Y seguiste otras huellas al
marchar
adonde todo es Uno y nada
duele;
santificando el suelo al
caminar,
volando al son de Su pisada
leve.
Y una espiga de luz que al
sol se dora
al alcance dejaste en
nuestra mano:
tu mirada profunda y
soñadora,
empapada en azules de
verano.
---ooOOOoo---
06-02-2007
(A
Pilo, que marchó a casa en Enero de 2007)